La uretritis es una inflamación de la pared mucosa de la uretra. Hay diferentes tipos de uretritis. Los más comunes son la uretritis infecciosa (específica y no específica) y la no infecciosa.
La uretritis infecciosa específica es causada por infecciones de transmisión sexual (gonorrea, tricomoniasis). La uretritis infecciosa no específica se desarrolla debido a la microflora (estreptococos, estafilococos, Gardnerella) que normalmente está presente en el cuerpo, pero se activa solo durante procesos inflamatorios.
La uretritis no infecciosa se desarrolla después de cualquier traumatismo de la mucosa de la uretra, que es posible durante manipulaciones médicas en la uretra, como la inserción de un catéter en la vejiga. Las reacciones alérgicas, la constricción de la uretra y también la masturbación agresiva o extremadamente frecuente pueden ser posibles causas.
Los primeros síntomas de la uretritis son:
- Dolor al orinar con urgencia frecuente
- Sensación de ardor al comienzo y al final de la micción
- Secreciones de la uretra, lo que provoca enrojecimiento y adhesión del orificio externo
- Picazón y enrojecimiento de la uretra
- Aumento de la temperatura corporal y malestar general.
Los síntomas de la uretritis aguda aparecen en unos pocos días en el caso de la uretritis específica y en 5-20 días en el caso de la uretritis no específica. El diagnóstico tardío y el tratamiento inadecuado pueden provocar el desarrollo de una forma crónica de la enfermedad. Las manifestaciones de la uretritis crónica incluyen secreciones escasas de la uretra, especialmente por la mañana, dolor moderado y picazón en la uretra.
El síntoma de uretritis en hombres que consiste en cambios anormales en el proceso de micción requiere atención médica inmediata. Esto incluye el retraso en el inicio de la salida de orina, disminución de la intensidad del flujo, interrupción del proceso, liberación de orina en forma de gotas y retención absoluta. Si se detectan estos signos, es necesario consultar urgentemente a un urólogo, ya que si no se trata a tiempo, la enfermedad puede adquirir una forma crónica y el proceso inflamatorio puede afectar a otros órganos del sistema genitourinario, como la próstata, vesículas seminales y testículos.
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